Un onironauta que hace tangible sus sueños. En pocas palabras, así podríamos definir a Gonzalo Guzmán, el artista madrileño que basa su trabajo escultórico en el estudio onírico de sus sueños. Guzmán se formó como diseñador industrial y, desde la pandemia, dedica su tiempo al arte de la escultura. Durante aquella época de aislamiento social, Gonzalo Guzmán empezó a experimentar sueños lúcidos, un estado de desvinculación momentánea entre el cuerpo y la mente en el que el sujeto es consciente de que está viviendo un sueño y puede, por ende, controlarlo. Y, desde ese momento, su proyecto artístico ha ido creciendo y explorando nuevos horizontes.
Los sueños, su objeto de estudio
Es cuando cierra los ojos y sueña que Guzmán encuentra el sentido y la inspiración de sus obras. En sus sueños, el artista interactúa con unas estructuras megalíticas metálicas que le generan una sensación de paz muy profunda. Menhires y dólmenes que, aunque parezcan cuerpos abstractos, son piezas figurativas porque copian aquello que el artista ve en sus sueños. Guzmán escoge el acero inoxidable porque busca emular el material metalizado con el que interactúa en sus viajes oníricos. Además, por practicidad, este tipo de metal es resistente al exterior, algo primordial para ser fiel con lo soñado previamente. El acero inoxidable es el material idóneo para sus estructuras, ya que le ofrece las propiedades técnicas y visuales necesarias para construir sus piezas.
El ritual onírico de Guzmán
Gonzalo Guzmán, en una entrevista para la revista Metal, nos explica el proceso mental que lleva a cabo para conectar con sus sueños. Este habla del estado “duermevela”, un estado de desconexión en donde el cuerpo permanece dormido, pero la mente se mantiene despierta. Al anularse los movimientos y las sensaciones corporales, estos se intensifican en la cabeza y es entonces cuando empieza la aventura onírica. El truco, según Guzmán, es tener un objetivo claro a la hora de soñar. «[…] es más fácil experimentar estos sueños si tienes un objetivo, si durante el día estás motivado pensando en tener un sueño lúcido y te propones algo que te gustaría cumplir dentro del sueño.»
En el caso de Gonzalo Guzmán, su meta a la hora de soñar es comprender mejor el significado de estas estructuras que ve en sus sueños y volver a interactuar con ellas. Su ritual empieza a las cuatro de la madrugada al toque de su alarma. El artista se medio desvela y hace una serie de ejercicios en ese estado adormecido que hacen que le sea más fácil empezar a experimentar un sueño lúcido cuando se vuelve a dormir.
Exposiciones y participaciones
Gonzalo Guzmán ha exhibido sus piezas en diferentes lugares del mundo como Alemania, Suiza, Italia o Reino Unido, entre muchos otros sitios. Su muestra individual más actual es la exposición “Colisión” (2023) en Galeria SENDA, enmarcada dentro del festival Art Nou, un festival de arte emergente de Barcelona y Hospitalet que ofrece la posibilidad a jóvenes creadoras nacionales e internacionales de establecer sus primeras relaciones profesionales en el mercado del arte, las galerías, los espacios autogestionados y las instituciones dedicadas al arte emergente. La pieza central de la exposición y la que mayores miradas atrajo fue una instalación compuesta por la representación de una estalactita de tres metros de acero inoxidable que se suspendió desde el techo de la galería sobre una superficie reflectante. El reflejo de la estalactita en la superficie generó la ilusión óptica de que también existía una segunda estalactita a punto de tocarse con la suspendida. La fuerza de la composición reside en la cercanía de una colisión imposible y, de ahí, el nombre de la exposición.
En el contexto de las ferias de arte, Guzmán ha participado en un par en lo que llevamos de año. En primer lugar, sus obras oníricas hicieron una visita a ARCO Madrid junto con otros artistas de la galería en un escenario artístico líder en el sector. Además, recientemente, sus piezas también estuvieron expuestas en el stand de SENDA en la feria Art Brussels.
Dolmen_04 y su vínculo con la Reunión del Círculo de Economía
Con motivo de la 39ª Reunión del Círculo de Economía de este año, enmarcada bajo el nombre “El mundo a prueba. Estrategias para impulsar la productividad y el bienestar en tiempos de cambio”, la obra Dolmen_04 de Gonzalo Guzmán tendrá un lugar especial en el Palacio de Congresos de Cataluña.
Y es que esta estructura comparte un vínculo estrecho con la temática de los simposios de esta reunión. Muchas veces, nos hace falta volver a los orígenes para comprobar hasta dónde hemos llegado. Raimon escribió que quien pierde los orígenes pierde la identidad. Quizás, lo que quería decir en este verso es que, quien ha abandonado su historia, no es capaz de entender su presente en toda su grandeza ni podrá afrontar los retos de futuro con toda su complejidad.
Dolmen_04 nos lleva desde los orígenes de la humanidad al presente más rabioso en fracciones de segundo. En un abrir y cerrar de ojos. El dolmen es un objeto cuántico, que parece estar en dos espacios diferentes a la vez: plantado físicamente en este espacio de reunión y, con su reflejo infinito, en nuestra visión más profunda de nosotros mismos. Y es cuántico también porque ocupa dos lugares diferentes en el espacio/tiempo. El arte desafía, tanto o más que la física, nuestra percepción del universo y es capaz de que percibamos un objeto, como este Dolmen_04, en dos momentos muy diferentes de la historia de la humanidad.
Una muestra de estas primeras y rudimentarias construcciones arquitectónicas que el hombre levantó la vemos hoy aquí transformada en objeto actual, sin que haya perdido su simbolismo prehistórico. La encontramos aquí, en un lugar de reflexión de los humanos más mundanos sobre el presente y el futuro, y su visión nos interpela y nos anuncia de donde venimos, no fuera caso que al tener los pies en el suelo perdamos nuestros orígenes y olvidemos que la humanidad, desde sus principios, siempre ha querido elevarse por encima de la realidad más mundana, y encontrar, allá donde fuera, un sentido espiritual en los instantes rutinarios que vivimos cada día.
Por eso, este dolmen del siglo XXI nos transporta a nuestros ancestros y quiere recordarnos a todos los que están aquí reunidos que afuera, no tan lejos de aquí, hay otro mundo. Un mundo creado, entre otros, por centenares de millones de años de artistas, escritores, escultores, músicos, etc., y también por gente normal, el ciudadano común que cada día va al trabajo y que, de alguna manera, tiene que ser presente en nuestras discusiones. Porque, en el fondo, todos nosotros tenemos que trabajar por el hombre común, por el género humano en toda su amplitud. Este dolmen nos transporta a la historia milenaria del género humano, de la gente corriente.
Un dolmen ha aterrizado en estas jornadas como la pieza de un artista que resume este viaje desde la antigüedad a la modernidad en décimas de segundo y nos recuerda que este viaje no habría sido posible sin la gente de la calle, sin el que trabaja y produce, que, en definitiva, siempre ha de ser el actor principal del progreso humano. Tengámoslo aquí cerca, veámoslo, y no olvidemos nunca por qué está. Su trabajo, su producción y su creatividad es nuestro futuro.
Una pequeña muestra de sus sueños
A continuación, una pequeña selección de obras de Gonzalo Guzmán que evocan a esos sueños inducidos que el artista crea desde cero en su mente.