SANDRA VÁSQUEZ DE LA HORRA, Aura

La artista chilena Sandra Vásquez de la Horra vuelve a Galeria Senda para presentar Aura.

En esta muestra, la artista nos introduce a el complejo universo de la teosofía, la cual explora el vínculo entre el aura y la naturaleza humana.A través de una multiplicidad de técnicas que van desde piezas tridimensionales, el carboncillo, la acuarela y la cera; Vásquez de la Horra traza cuerpos que ella concibe como entes geográficos dotándolos de laberintos, paisajes y cordilleras. Estos cuerpos ahora territorios, son divididos en dos planos, el físico-terrenal y el místico.

En el aspecto físico, recae una carga política de resistencia del pueblo ante la dictadura chilena; y en el aspecto místico la artista toma el concepto de los siete planos o chacras para dialogar al unísono entre el universo y la tierra.Es así como los cuerpos plasmados en papel sumergido en cera se convierten en umbrales que yacen a la espera de la energía cósmica. Una energía que se expande y viaja a través del alma y sus múltiples facetas emocionales para dar vida a aquello que llamamos Aura.

BIO

Sandra Vásquez de la Horra se graduó de la Universidad de Diseño de Viña del Mar. Continuó estudios en la Kunstakademie de Düsseldorf siendo discípula de Jannis Kounellis y Rosemarie Trockel. Su obra ha sido expuesta en Museo Bonnefanten de Maastricht, Centro Pompidou de París, el Museo Kunst Palast de Düsseldorf y el Museo Albertina de Viena. En 2009 ganó el Premio de Dibujo contemporáneo otorgado por la Fundación Guerlain en París. En 2012 Vásquez de la Horra participó en La Inminencia de las Poéticas en la Bienal de São Paulo. Su obra se encuentra en importantes colecciones públicas como el MOMA de Nueva York, The Art Institute of Chicago, el Museo Pompidou de París, la Pinakothek der Moderne de Munich, el Museo Kunst Palast de Düsseldorf, y The National Gallery of Victoria en Australia, entre otras. Sandra Vásquez de la Horra actualmente vive y trabaja en Berlín.

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TÚLIO PINTO, Empatía

Túlio Pinto presenta por primera vez una exposición individual en Galeria SENDA y exhibe sus esculturas de burbujas de vidrio delicadamente atrapadas entre piezas de acero oxidado, prescindiendo, para esta colección, de otros materiales, típicos de su trabajo, como piedras, acero y cuerdas. Una vez más, el artista brasileño intenta poner a prueba los límites de los materiales ordinarios e industriales, creando expectativas en composiciones perfectamente equilibradas y armoniosas.

La exposición «Empatía» se compone de seis esculturas producidas en España, que en su conjunto crean un lugar de experiencia y reflexión. Por intermedio de estos materiales, Túlio presenta múltiples composiciones que crean encuentros entre los distintos elementos. El diálogo creado a través de estos compromisos son metáforas de las condiciones de existencia. Los conceptos de transformación, equilibrio y efímero salen a la luz, abiertos a la interpretación de los espectadores. Sorprendentemente, en lugar de asignar un significado a los materiales, Túlio utiliza las características de los medios para formar una definición.

Con sutiles referencias al constructivismo ruso, Túlio Pinto tiene un enfoque poco convencional de la escultura. Obtiene las piezas de sus esculturas en condiciones naturales y establece una interacción inestable con sus diferentes propiedades, como su peso, densidad y dimensión. Nada está pegado o fijado, todo permanece en su sitio gracias a  la presión del vidrio soplado y el peso ejercido por las cintas de acero. Túlio crea una representación visual de la mágica empatía entre dos materiales que normalmente no son conocidos por complementarse. La yuxtaposición no sólo de los temperamentos de los materiales, sino también de sus colocaciones, que son deliberadamente seleccionadas por Túlio, da a su obra una sensación de dualidad. Hay un contraste constante entre los materiales, desde la fragilidad, la transparencia y el brillo del vidrio hasta la rigidez, la opacidad y la opacidad del acero. También hay referencias a la materialización de la fuerza invisible: la gravedad. Una fuerza que se da por supuesta a pesar de su poder sobre todo lo que hay en la Tierra.

Su relación con los elementos minerales es antigua. Cuando era niño, Túlio tenía la peculiar costumbre de recoger piedras que encontraba cerca de su casa y llevárselas de vacaciones. Soltaba estas piedras en diferentes suelos, con la esperanza de generar algún tipo de crisis existencial para los minerales de la tierra. A día de hoy, sigue desplazando piedras y desafiando los límites de su resistencia. Túlio Pinto nunca deja de superar los límites.

 

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In a World of People, I am a Wall

«In a world of people, I am a wall». En el espacio de la galería se crea un diálogo entre el arte figurativo de Jaume Plensa y Stephen Balkenhol y la abstracción de Tulio Pinto y José Pedro Croft, ambos influenciados por el minimalismo. Esta muestra colectiva juega con las dimensiones, el equilibrio y la presencia, además de demostrar que el espacio puede estar simultáneamente dominado por las concepciones de lo real y de lo simbólico.

AITOR ORTIZ, Gaudí, Impresiones íntimas

La obra de Aitor Ortiz ha venido relacionándose íntimamente con la arquitectura, en la medida en que han sido edificios y estructuras de toda clase, reiteradamente observadas desde los más diversos ángulos, las que constituyen el centro de atención de casi todas sus fotografías, incluso de aquellas en las que el asunto ha dejado de ser reconocible.

No obstante, sus fotografías no son una mera ilustración ni se han concebido a mayor gloria de la arquitectura. Bien al contrario, su verdadero interés reside en aquello que el propio autor define como «dilemas entre la representación y la interpretación» de los referentes originales.

La fotografía, entendida como medio, fue una herramienta esencial para el aprendizaje universitario de Gaudí gracias al descubrimiento de los álbumes fotográficos de las grandes expediciones.  Esas fuentes influyeron en su visión heterodoxa y cosmopolita de la arquitectura y en el propio desarrollo de su ingenio constructor. La fotografía era para él como una herramienta de taller, registrando e invirtiendo sus maquetas realizadas con catenarias para comprobar su resultado final.

Los trabajos de Gaudí han sido revisitados múltiples veces. La saturación de fotografías realizadas sobre sus obras ha configurado una visión generalizada de un arquitecto excesivo, colorista, figurativo, expresionista y bastante cursi, pero tremendamente popular. Sin embargo, su arquitectura es mucho más vanguardista y rica : Gaudí pasó del neoclasicismo a la modernidad y supo incorporar los avances constructivos motivados por la Segunda Revolución Industrial.

La revisión de su trabajo a través de millones de fotografías disponibles en publicaciones e internet se ha impuesto de una manera vulgar y repetitiva a la experiencia directa con su obra y, consecuentemente, ha provocado un efecto de banalización en la difusión de sus trabajos.

Esta serie, realizada interrumpidamente durante más de cuatro años, huye de cualquier idea preconcebida sobre la obra de Gaudí. Es una revisión limpia y completa de sus obras más significativas. El trabajo fotográfico incide especialmente en su proceso creativo, el laboratorio del genio, donde materializaba sus diseños y sus maquetas, que premeditadamente se presentan al mismo nivel que la obra construida.

La ambigüedad y síntesis de las imágenes de Aitor Ortiz nos hacen tomar distancia del «aquí y ahora» para constituirse en representaciones de espacios construidos, diseñados o simplemente imaginados.

Al fotografiar la obra arquitectónica de Gaudí, Aitor Ortiz no deja de ser quien fue o quien es, pues ha sabido encontrar un Gaudí paralelo al espectacular que nos asombra con sus formas y cromatismos. La mirada en blanco y negro del fotógrafo vasco nos invita a conocer a otroaudí que no es menos que el anterior, aunque no ha sido observado con minuciosidad: un Gaudí más sutil y delicado, un Gaudí imperceptible apenas, casi secreto, un Gaudí que pasa desapercibido entre las fantasiosas creaciones de su ondulante imaginación.

La cámara de Aitor Ortiz es un ojo desvelador de lo que, siendo visible, sin embargo, deviene invisible para un ojo sobrecogido y exhausto por un relato desbordante de riqueza narrativa.

 

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IRAN DO ESPIRITO SANTO, El Pangolín

Espírito Santo expone en Senda una serie inédita de acuarelas, producida a lo largo del confinamiento, con las que el artista inaugura el uso del color aún siendo fiel a su refinado y austero estilo propio. La atención a las formas y la delicadeza de las tonalidades son los hilos que entrelazan toda la serie, exhibiendo una faceta más suave y que, sin embargo, mantiene sus referencias conceptuales propias.

La estética reduccionista es uno de los aspectos distintivos del trabajo de Espírito Santo. En esa muestra, él construye representaciones geométricas perfectamente equilibradas gracias a una mirada enfocada en el detalle. El artista paulista juega con tonos monocromáticos, haciendo uso del degradado y de tonalidades suaves para dar profundidad a las obras. Las acuarelas construyen un juego entre la precisión de los detalles y la pureza de las formas. En esta serie, la obra de Iran do Espírito Santo se reinventa y nos invita a conocer otra faceta de su lenguaje visual al proponer una nueva experiencia estética.

Culmina la exposición del proyecto largamente trabajado El Pangolin, y que ha supuesto la publicación de unos escritos de  Enrique Juncosa coeditado por SENDA Ensayo y por Turner. Las acuarelas ilustran esta antología y crean una relación entre las dos poéticas: el discurso pictórico y la literatura armonizan en una sola estética en la cual las delicadas obras de Espírito Santo dan forma al juego de las ideas que nos propone Juncosa.

El Pangolín es una antología de recuerdos y reflexiones de los meses de cuarentena vividos por Juncosa. Sus relatos, ambientados en distintas localidades, crean universos en que el realismo se complementa con toques de fantasía e invitan el lector a sumergirse en los múltiples escenarios producidos por Juncosa elegantemente ilustrados por Espírito Santo.

La serie de acuarelas El Pangolín transporta el visitante a las diversas realidades construidas por Espírito Santo y nos invita a repensar nuestra mirada a partir de sus  composiciones.

 

Iran do Espírito Santo (Mococa, 1963) es conocido internacionalmente por sus ambiciosas instalaciones site-specific, así como por sus esculturas de carácter figurativo o abstracto, que se inscriben en la traducción estética del minimalismo. Sus obras integran colecciones en el MoMA de Nueva York, el MACBA de Barcelona y en el Museo de Arte Moderna de São Paulo.

Enrique Juncosa (Palma de Mallorca, 1961) es escritor, comisario de exposiciones y gestor cultural. Fue director del Irish Museum of Modern Art de Dublín de 2003 a 2012, labor por la que recibió del Estado Español la Orden al Mérito Civil, y antes fue subdirector del Museo Reina Sofía, Madrid (2000-2003) y del IVAM, Valencia (1998-2000) y es una de las voces más solidas en materia de abstraccion en el mapa del comisariado español.

 

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MIGUEL ÁNGEL MADRIGAL, La distancia que separa

En su primera exposición en la Galería Senda, el artista mexicano Miguel Ángel Madrigal especula desde la escultura acerca de la frágil y delgada frontera que separa a la naturaleza de la cultura, el orden de la Tierra del reino del humano, lo eterno y lo finito. Frontera que puede ser transgredida abruptamente en un solo momento: un accidente vial, una enfermedad, una catástrofe meteorológica, un fallecimiento repentino.

Madrigal construye elementos que se encuentran en perpetuo equilibrio y tensión y los cuales pueden fracturarse en cualquier momento. Estas situaciones límite sugieren relaciones simbióticas –materiales y simbólicas–, donde el espacio físico y psicológico se despliega entre dos objetos que retan a la gravedad y detienen el tiempo.  

En “La distancia que separa”, Madrigal objetualiza el absurdo y lo transforma a partir de una serie de recursos formales y plásticos que aluden a un tratamiento cuidadoso y estudiado de la disciplina escultórica. A partir de la representación de perros que se encuentran en situaciones absurdas como: un perro trepado en una escalera u otro perro retando el equilibrio al estar sostenido por cuatro bolas de billar que se extienden sobre el suelo, el artista cuestiona los actos de la cotidianeidad a partir de lo absurdo, en el cual dibuja una tenue línea entre lo vivido y lo no vivido, lo ya experimentado y las expectativas que se recuperan en fragmentos de tiempo contenidas en experiencias y expectativas  donde lo improbable se vuelve real. 

 

 

YAGO HORTAL, ¿Otra Vez?

La investigación y experimentación constantes son característicos de Yago Hortal (Barcelona, 1983), quien regresa a Galeria Senda inaugurando etapa y temporada. La muestra, que podrá visitarse a partir del 15 de septiembre, sorprenderá a todos aquellos que estén familiarizados con la obra del barcelonés, que se aleja de una fórmula de éxito para descubrir nuevas maneras de dialogar con la pintura, introduciendo conceptos y técnicas nuevas.

Hortal, que celebró su primera exposición en la galería en el año 2006, ha exhibido en ella múltiples muestras. Su sólida carrera le ha valido, este mismo año, una muy comentada individual, Allò era abans, això és ara, en el museo Can Framis (Fundació Vilacasas). Hortal ha generado una imagen reconocible e inconfundible, un estilo propio del que ahora, sin embargo, parece huir.

Su obra parte de un fuerte compromiso con la pintura y con el acto de pintar y en este momento evoluciona. Hortal continua un camino de experimentación para inaugurar esta nueva etapa explorando también nuevas técnicas y estilo. Sus telas, escenario donde solían estructurarse formas vibrantes y se retrataba el color, se deshacen de toda superficialidad para desvelar lo esencial y hacer visible la huella. Ahora, Hortal interviene el lienzo y retira todo lo que queda sobre él, desvelando un negativo del propio proceso de la pintura, un registro del rastro creativo.

El gran impacto visual de la obra de Hortal se debía, en gran medida, a su sugestivo estilo, a la efervescencia de sus formas y a la aplicación de masas pictóricas, que creaban una tercera dimensión y expandían las piezas más allá de sus límites naturales, los lienzos. De esta técnica aditiva, en que todo sumaba y se añadía, se aleja ahora el artista; es la sustracción la que revela el proceso de la pintura, la esencia que Hortal saca a relucir. Mantiene su expresividad, pero invierte el protagonismo. Las formas que antes se disponían, guiando la mirada y salpicando los lienzos, no se añaden, estableciendo una nueva dinámica en la que es el movimiento y la gestualidad de la pincelada en sí y no la pintura la que estructura la obra; todo el cuadro se convierte en un testimonio de la acción pictórica.

Alejándose de las tonalidades flúor, Hortal ha adaptado sus coloridas composiciones a tonos primarios y naturales. Se desprende del ímpetu y la vitalidad de las formas con las que había trabajado hasta ahora, que enmascaraban los trazos y las huellas de pinceles y brochas. Lo sustituye por un trabajo por capas, con colores planos y niveles cuidadosamente separados; aquello que constituye la pintura, lo esencial, “no es lo que se añade, sino lo que se sustrae”.

La obra de Yago Hortal se reinventa, acorde con su continua inquietud de experimentar y crecer. Ajeno a tendencias, sigue el ritmo de su propio compás y dibuja un camino singular en búsqueda de un diálogo con la pintura.

DONALD SULTAN, Day and night: New Paintings and drawings

Donald Sultan es un pintor, escultor y grabador conocido por sus obras de gran formato en las que utiliza materiales industriales para representar objetos cotidianos. En su iconografía habitual destacan flores y frutas plasmadas en bodegones llenos de color sobre fondos oscuros; la delicadeza y elegancia de las representaciones contrasta con los materiales que utiliza: alquitrán, aluminio, esmalte o baldosas sobre masonita. Los elementos industriales generan diversas capas de profundidad con sensación de bajo relieve a la vez que ofrecen una referencia palpable a la fisicalidad de la obra. Este interés en el contraste es fundamental en la obra de Sultan, que explora las dicotomías de lo natural y lo artificial, la suavidad y la rugosidad o la figuración y la abstracción.

Para la presente exposición, Sultan ha creado una nueva serie de obras de gran formato bajo el título de Mimosas. Las primeras pinturas de esta serie fueron realizadas en 2019 y se inspiraron en un ramo de flores que le regaló un amigo en el sur de Francia. El árbol de la mimosa tiene hojas con forma de helecho y flores que ensamblan los dientes de león con sus semillas. Donald Sultan comenzó haciendo dibujos de la flor de la mimosa y luego exploró este motivo orgánico de forma más abstracta.

Este trabajo actual de las Mimosas ofrece una continuidad histórica a partir de la línea del movimiento New Image Painting de la década de los 70 y de su obra posterior. En la presente exposición también podemos encontrar la obra de mayor tamaño realizada en los años 90 que forma parte de la serie expresionista “Smoke Rings” a partir de la representación de anillos de humo de tabaco. Según palabras de Donald Sultan:

“A menudo se ha declarado que la pintura ha muerto, ¿y cuántas veces nos ha demostrado que nunca desaparecerá? Llamamos a las películas clásicas «películas antiguas», pero nunca llamamos a las obras maestras «pinturas antiguas». La buena pintura es atemporal”

Así, se puede interpretar su obra más reciente como una extensión de la anterior; los elementos orgánicos representados se comprimen en su forma más básica en una investigación de la reducción de la forma. La motivos recurrentes de la naturaleza muerta como frutas y flores representados con materiales cotidianos crean una contradicción, una dicotomía, donde la estructura de la obra de arte es pesada, pero a su vez las imágenes devienen ligeras. En ello radica la mirada de Donald Sultan, en la transformación y deconstrucción de elementos orgánicos ordinarios en una expresión abstracta que genera una paradoja matérica a la vez que sensual.

Donald Sultan (1951, Asheville, Estados Unidos) vive y trabaja en Nueva York y Sag Harbor, NY. Estudió un Master en Bellas Artes en el Instituto de Arte de Chicago en 1975 y desde entonces ha estado exhibiendo extensamente en importantes museos y galerías internacionales. Las obras de Sultan están representadas en prestigiosas colecciones públicas que incluyen la Tate Gallery de Londres, el Museum of Contemporary Art de Tokyo, el Centro Pompidou de París, el Museo de Bellas Artes de Boston, el  MOMA, Museo de Arte Moderno de Nueva York o el Guggenheim Museum de Nueva York, entre otros.

JORDI BERNADÓ, «Si no, mañana»

De los nueve libros que compuso la poeta Safo (630 a. C.), sólo un poema ha sobrevivido entero. Lo demás, lo que nos ha llegado, son fragmentos, y la también poeta Anne Carson los recoge, traduce y reinterpreta en un libro de belleza perturbadora llamado ‘Si no, el invierno’, en donde lo que leemos nos atrapa especialmente por lo que se intuye tras esos versos. 

El artista Jordi Bernadó (Lleida, 1966) se inspira en este título, ‘Si no, el invierno’ en una exposición que es un doble guiño a Safo y a Anne Carson para recuperar también los fragmentos mediante los que construye una mirada a un mundo, el nuestro, en el que el suelo ha empezado a agrietarse. Y es de ahí, desde la grieta, desde donde Bernadó rastrea la belleza huidiza a través de las pistas que deja al retirarse.

En continua migración hacia territorios aún por descubrir y por ocupar, en un momento de pérdida de orientación común, el ser humano necesita aterrizar en alguna parte. Aunque sea en un interrogante que se abre buscando un mapa de nuevas referencias y reivindicando antiguas. Pero lejos de querer ofrecer certezas, las imágenes que conforman ‘Si no, mañana’ son más bien señales que apuntan al surgimiento de una nueva realidad, señales unidas por un hilo invisible, un cuestionamiento, que las ordena.

¿Cómo vivir? ¿Cómo habitamos el espacio? ¿qué hacemos para encontrar un lugar que no sea un espejismo?

Esta exposición nace de la necesidad de navegar la incertidumbre, de saber interpretar los silencios y las señales. Quizás ya no es suficiente con hacer un inventario de los errores del hombre y conviene ahora vislumbrar y trazar un mapa de las verdades de la naturaleza y la ejemplaridad de las personas. Y quizás desde ahí, sin perder de vista al asombro y a la duda, poder continuar. Que todo sea efímero es también una hipótesis de eternidad

JAUME PLENSA, La Llarga Nit

Jaume Plensa presenta La llarga nit en Galeria SENDA, una exposición con la que elogia el tiempo misterioso de la noche, capaz de infundir quietud e inspiración al alma de todo poeta. Las obras incluidas en la exposición – desde grandes esculturas suspendidas por hilos sutiles a delicados trabajos en papel- se presentan como un coro polifónico de figuras en apariencia durmientes y silentes, de las que destaca la dimensión lírica y contemplativa típica del trabajo del artista barcelonés. Con esta exposición, que reflexiona sobre la experiencia del tiempo suspendido y dilatado impuesta por los cambios sociopolíticos globales actuales, la obra de Plensa sugiere que, al tener que parar la maquinaria del hacer, la humanidad está poniendo otra vez en función la más profunda maquinaria del pensar, la que generará nuevos modos de vivir en el mundo.

 

‘No t’han parit per a dormir: et pariren per a vetllar en la llarga nit del teu poble.’

– Vicent Andrés Estellés, Propietats de la pena

 

Imagen literaria recurrente en Blake, Shakespeare o Goethe, entre otros grandes autores del pasado que acompañan a Plensa en su proceso creativo, la quietud del crepúsculo es un tema que emerge constantemente de la obra del artista catalán a lo largo de sus cuarenta años de carrera. Es en el silencio de la noche donde las palabras y las formas para describir la verdad de las cosas afloran en la mente del artista, para finalmente confluir en su obra. La oscuridad no es ausencia de luz, es poesía. La oscuridad aleja la realidad y evoca imágenes de la memoria; expande el espacio y el tiempo. Acompaña al hombre a superar los límites del presente físico y a explorar la dimensión atemporal de la imaginación poética. La noche oscura es además la puerta del sueño, aquella dimensión que los románticos describían como el lenguaje del alma y que luego Freud consideró una vía privilegiada de acceso al inconsciente y al deseo más profundo del individuo. Así pues, Plensa nos invita de nuevo a cerrar los ojos para escuchar mejor a nuestro ser más profundo y abandonarnos al tiempo del pensamiento.

 

La llarga nit incluye una serie de esculturas de gran tamaño con las que Plensa consigue crear una armonía perfecta entre luz y sombra, silencio y palabra, tiempo y espacio, idea y forma. En particular, tanto la dimensión sonora como la luz son la materia prima invisible de la investigación escultórica de Plensa, y a partir de ella emerge la figura humana en sus múltiples formas.

 

Pieza central de la exposición, Minna’s Words se presenta como una presencia monumental que a la vez infunde calma y serenidad. Escultura en bronce de casi dos metros de altura, este retrato de una joven que con un gesto de la mano invita al silencio está suspendido a pocos centímetros del suelo. Detenida en un espacio liminal entre la tierra y el cielo, en el punto de contacto entre lo profano y lo divino, esta pieza destaca por su carga simbólica y espiritual.

 

Invisible Ana es una cabeza en malla de acero, suspendida por hilos sutiles, que sobrevuela la sala delicadamente. La pieza forma parte de una serie de retratos femeninos que Plensa ha concebido como armaduras metálicas que, en lugar de blindar el cuerpo para protegerlo, muestran su fragilidad y sugieren que la vulnerabilidad es la auténtica fortaleza de lo humano.

 

Con casi tres metros de altura, Laura Asia es una escultura en bronce con la que Plensa continúa su exploración de la perspectiva a través de la distorsión de la figura, una técnica plástica a la que recurre en muchas de sus esculturas concebidas para espacios públicos y que invita al público a acercarse a la pieza y a caminar a su alrededor para desvelar el efecto óptico. Vista frontalmente, el retrato de la joven Laura Asia parece realista, pero una vez nos acercamos a ella, esta se revela como una figura que juega con la percepción del espectador. Como en todos los retratos en bronce y mármol de Plensa la superficie de la cara siempre es increíblemente suave, un homenaje a la pureza de la juventud.

 

La exposición también incluye una serie de trabajos en papel, creados por el artista ex profeso para esta muestra. Realizados con simples trazos de carboncillo negro sobre papel Japón, estos delicados y singulares dibujos de Plensa se hacen eco de su incansable estudio de los rostros pueriles.

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