La feria By Invitation invadirá, del 15 al 19 de diciembre, todas las dependencias del Ecuestre con las propuestas de 22 galerías
El Círculo de Arte crece
Hace un año, cuando prácticamente todas las ferias internacionales se habían refugiado en el mundo virtual para burlar los efectos de la pandemia, nacía en el Círculo Ecuestre By Invitation, una experiencia pionera impulsada por Enrique Lacalle que transformaba el palacete modernistade lacalle Balmes en una exclusiva feria boutique y proporcionaba un soplo de aire fresco a un sector por aquel entonces en horas bajas.
El proyecto podría haber quedado ahí, como una excepción terca y felizdela época del confinamiento, pero el éxito de la propuesta ha animado a sus organizadores no solo a continuar, sino a redoblar la apuesta con una segunda edición, del 15 al 19 de diciembre, que crece en galerías (de 15 a 22) y ocupará todas las dependencias del Ecuestre. “A partir de ahora podremos mejorar, pero crecer más será imposible, invadiremos todas las estancias, incluso las escaleras que dan acceso a las plantas”, señala Lacalle, satisfecho de haber conseguido aunar complicidades con buena parte de los galeristas de Barcelona, así como de otras llegadas de otras ciudades como Madrid oMallorca.
En esta nueva convocatoria participan Víctor Lope, Marlborough, SENDA, Lab36, Joan Gaspar, Pigment, Marc Domènech, Mayoral, Marc Calzada, Roger Viñuela, Imaginart, Lorena Ruiz de Villa, Espacio Lobo, Art Petritxol, Carlos Teixidó, Cortina, David Cervelló, Dolors Junyent, F. Cervera, Jordi Pascual, Jorge de Alcolea y Baró Galería. Los expositores, con obra moderna y contemporánea, se distribuirán en los cuatro niveles del edificios yen los espacios de transición se colocarán piezas de arte antiguo procedentes de Grecia o Egipto, además de una selección de tapices de arte precolombino.
De nuevo, el acceso será solo por invitación, y en paralelo a la exposición se celebrará un ciclo de conferencias. El día 15 el periodista y consejero editorial de La Vanguardia Màrius Carol conversará con la presidenta de la Fundació Macba, Ainhoa Grandes. Al día siguiente Sergio Vila-Sanjuán protagonizará un diálogo con el director del Museo del Prado, Miguel Falomir, y el 17 se rendirá homenaje a laveteranagaleristamadrileñaJuana deAizpuru, fundadoradeArco
Un club que aglutina un cuerpo social anulando cualquier diferencia entre sus partes, una camiseta que se usa como bandera de identidad y armadura de combate, un color que puede determinar de antemano el destino victorioso o vencido de una familia y sus futuras generaciones, un escudo que apela a un legado por adopción, un estadio que se convierte en hogar compartido, un jugador estrella sobre quien se proyectan los anhelos de trascendencia y las frustraciones de los sueños denegados.
Al igual que sucede dentro de otros ritos de comunión social, como la política o la religión, el futbol es uno de los pocos fenómenos de las sociedades contemporáneas que logran elevar las pasiones al grado del fanatismo. Sus protagonistas devienen en proyecciones reificadas por el público y son reducidos a meras imágenes idealizadas, despersonalizadas y extraídas de sus propios cuerpos para convertirlos en imágenes inmateriales que sirven de vehículos a la conciencia colectiva. En la lógica de la celebridad de la sociedad espectacular, el jugador es ahora más que un atleta –y el equipo más que un club– que cobra la función de representar los deseos de ser alabado como deidad o injuriado como chivo expiatorio, dependiendo de los vaivenes del humor del público o el resultado de la competencia.
En Disolvencia, Claudio Correa presenta una serie de obras que apelan con un gesto irónico a la relación que se teje entre el éxtasis deportivo, la reducción de la celebridad a su imagen idealizada y la crítica de la cultura de masas en nuestra sociedad contemporánea. Pastillas efervescentes sobre las que han sido grabados los rostros de icónicos personajes del fútbol – leyendas como Lionel Messi, Diego Armando Maradona, Gerard Piqué o Cristiano Ronaldo– se disuelven en agua y simulan el sonido emanado por el frenesí del público que grita al unísono un gol o la victoria de su equipo para irse fundiendo lentamente con el todo. Estas tabletas son contrastadas por una medalla de la diosa alada de la victoria Niké que hace eco a las condecoraciones militares inscritas con la leyenda de “Misión Cumplida” que fueron entregadas durante la dictadura chilena a civiles y militares como reconocimiento por realizar “servicios distinguidos”. En este caso, la medalla premia a los deportistas elegidos por su capacidad para mantener esa figura idealizada en cada momento de su movimiento frente a la ácida mirada del escrupuloso espectador.
Con un incisivo tono humorístico, Correa establece así una crítica sobre los dinamismos de identificación y comunión multitudinaria que emergen en nuestras sociedades frente a los mecanismos de desactivación de las masas, como la virtualización de las relaciones sociales en nuestra condición pandémica actual.
El proyecto está compuesto por una serie de fotografías en blanco y negro producidas en Johannesburgo entre 2015 y 2020, acompañado de un vídeo hecho durante los meses de confinamiento.
A través de estas imágenes, Roger Ballen documenta una criatura mitad humana, mitad rata, que vive aislada de la sociedad. El personaje, motivado por su soledad, intenta crear nuevos compañeros para compartir su vida diaria, pero el aislamiento genera sentimientos de frustración y rabia.
Roger the Rat personifica el impacto de la soledad, la exclusión y la incómoda sensación de asfixia que aflige a los seres humanos cuando están confinados en espacios cerrados. Las consecuencias psíquicas de la pandemia se exploran a lo largo de las imágenes a través de las absurdas acciones del protagonista, que producen un sentimiento de identificación y empatía por parte de los visitantes.
Hijo de un editor de fotografías en Magnum, Ballen trabajó como geólogo y consultor de minería antes de lanzar su propia carrera fotográfica, documentando pequeñas aldeas en África rural y sus habitantes aislados. Sus imágenes son a la vez poderosas alegorías sociales y perturbadores estudios psicológicos. La obra de Ballen «Terrallende» fue considerada uno de los documentos fotográficos más extraordinarios de finales del siglo XX. Fue premiado como Mejor Libro Fotográfico del Año en PhotoEspaña 2001 en Madrid. Fue premiado como Mejor Libro Fotográfico del Año en PhotoEspaña 2001 en Madrid.
Su distinguido estilo fotográfico ha evolucionado utilizando simplemente un formato cuadrado y una combinación de colores en blanco y negro. Sus primeros trabajos tienen una clara influencia en la fotografía documental, pero durante la década de 1990 desarrolló un estilo que describió como ficción documental. Su estilo fotográfico distintivo ha evolucionado utilizando simplemente un formato cuadrado y una combinación de colores en blanco y negro.
Roger Ballen, Amputee. Archival pigment print. 61 x 43 cm. 2015Roger Ballen, Flattened. Archival pigment print. 61 x 86 cm. 2020Roger Ballen, Revealed. Archival pigment print. 61 x 43 cm. 2020
Una realidad cubana expandida en el tiempo, prolongada ella misma: la cola. Es un síntoma de la Cuba Revolucionaria. El Arte de las Espera, libro de Rafael Rojas, escritor cubano residente en México, ha sido una de las fuentes de inspiración de esta obra. La cola es en sí una prolongación de los deseos que tenga quien la hace de adquirir lo que se vende, o de cumplir el objetivo por el que se espera, lo cual tambien se traduce en llegar a las primeras posiciones. Mientras más larga sea la espera, el “esperador” o “colero” debe proyectar en su mente lo deseado para seguir esperando, de otra manera sería muy fácil perder la paciencia. Esta fotografía es una manipulación de aproximadamente 100 fotografías que fueron tomadas a la popular cola de Coppelia –para helado-, y durante un día entero (desde las 10 am hasta las 10 pm). Como en otras ocasiones en que empleo las facilidades que ofrece la tecnología digital, en este caso solo la utilizo para muy sutilmente alterar o intervenir lo real. Es como añadir un pequeño toque de magia a la realidad, poniendo juntos todos esos momentos, proveyendo de una visiòn insólita.
Prolongación del Deseo (20 años después) Video. 12’44. Single channel, sound, color 2021
Es, con toda intención el video más largo realizado hasta la fecha, para alinearme con el sentimiento de letanía que sufre hoy el pueblo cubano. A partir de una fotografía hecha en el 2001, donde se mezclaban cientos de fotografías hechas a una cola de helado en La Habana. La decisión de convertir en video esta fotografía responde a la situación en Cuba actual, donde predominan las colas para lo más mínimo, desde medicina hasta una barra de pan. La presencia de policías alrededor de estas colas, asegura no solo el orden de las mismas, sino que nadie las documente. El formato de video permite además la expansión en el tiempo que esta pieza quiere transmitir. Este es el mejor retrato que hoy puedo hacer de la sociedad cubana. El sonido proviene de este año: son unos segundos grabados en este mismo lugar y ralentizados para alcanzar los 12 minutos que dura el video.
Créditos: Animación: Carlos Álvarez Sonido: Alexis de la O
Dels 67 projectes presentats en aquesta categoria, el jurat, ha decidit atorgar el premi al projecte Cada so és una forma del temps II
Cada so és una forma del temps II són una sèrie de partitures visuals que l’artista guanyadora pretén recrear mitjançant la serigrafia. Pren les formes de les branques dels arbres, les venes del cos, els rius, els terratrèmols, el desplaçament de formigues, abelles, dofins, huracans, el contorn de núvols, de muntanyes i del món per superposar a pentagrames, fent evident la seva similitud formal, i al seu torn proposant una mirada més atenta, amb tots el nostre sentits alertes, per poder escoltar-los. Al veure totes aquestes formes juntes se’ns fa obvi que darrere d’elles hi ha una energia única, universal. El missatge d’escoltar la natura que vol plasmar en el seu treball des d’un inici sembla urgent en aquests temps. aquesta és una obra que si vol és una crida a apropar-nos més a allò del que venim i que la civilització ha fet que oblidem.
El 21 de octubre se revelará en ganador del premio Nasevo 2021
El Premio Nasevo nace como misión para dar importancia al sentido del olfato, enseñando a oler a través del arte. El cometido de la Fundación Ernesto Ventós está totalmente vinculada a la voluntad de su fundador. NASEVO, era el alias de Ernesto Ventós Omedes. El uso como apodo artístico de la palabra nariz en catalán, acompañando a las iniciales del autor, nos da una primera pista de la importancia que tenía para él este apéndice. Por eso, La Fundación quiere destacar la importancia de este sentido en nuestras vidas a través de este premio. Se trata de una búsqueda por generar conexiones entre arte, ciencia y tecnología mediante la memoria olfativa. El olfato se lleva más allá, siendo objeto y fuente de inspiración creativa.
La convocatoria de este premio está abierta a nivel internacional y dirigida a artistas, estudiantes y colectivos artísticos –o de otras disciplinas– interesados en el mundo del olfato. La técnica general de esta exposición es libre, siempre a partir de un recuerdo olfativo en formatos bidimensionales (mínimo 50 x 50 cm – máximo 100 x 100 cm). El premio busca ahondar en el sentido del olfato como herramienta e instrumento para profundizar en nuestro yo más íntimo, en nuestras emociones y así conectar con recuerdos y experiencias vividas.
Hortal vira 180 grados y cambia de dirección estética en esta nueva muestra, presentada el 15 de septiembre en galería SENDA, en la que se aleja de fórmulas de éxito para explorar nuevos horizontes creativos.
La investigación y experimentación constantes son característicos de Yago Hortal (Barcelona, 1983), quien regresa a Galeria Senda inaugurando etapa y temporada. La muestra, que podrá visitarse a partir del 15 de septiembre, sorprenderá a todos aquellos que estén familiarizados con la obra del barcelonés, que se aleja de una fórmula de éxito para descubrir nuevas maneras de dialogar con la pintura, introduciendo conceptos y técnicas nuevas.
Hortal, que celebró su primera exposición en la galería en el año 2006, ha exhibido en ella múltiples muestras. Su sólida carrera le ha valido, este mismo año, una muy comentada individual, Allò era abans, això és ara, en el museo Can Framis (Fundació Vilacasas). Hortal ha generado una imagen reconocible e inconfundible, un estilo propio del que ahora, sin embargo, parece huir.
Su obra parte de un fuerte compromiso con la pintura y con el acto de pintar y en este momento evoluciona. Hortal continua un camino de experimentación para inaugurar esta nueva etapa explorando también nuevas técnicas y estilo. Sus telas, escenario donde solían estructurarse formas vibrantes y se retrataba el color, se deshacen de toda superficialidad para desvelar lo esencial y hacer visible la huella. Ahora, Hortal interviene el lienzo y retira todo lo que queda sobre él, desvelando un negativo del propio proceso de la pintura, un registro del rastro creativo.
El gran impacto visual de la obra de Hortal se debía, en gran medida, a su sugestivo estilo, a la efervescencia de sus formas y a la aplicación de masas pictóricas, que creaban una tercera dimensión y expandían las piezas más allá de sus límites naturales, los lienzos. De esta técnica aditiva, en que todo sumaba y se añadía, se aleja ahora el artista; es la sustracción la que revela el proceso de la pintura, la esencia que Hortal saca a relucir. Mantiene su expresividad, pero invierte el protagonismo. Las formas que antes se disponían, guiando la mirada y salpicando los lienzos, no se añaden, estableciendo una nueva dinámica en la que es el movimiento y la gestualidad de la pincelada en sí y no la pintura la que estructura la obra; todo el cuadro se convierte en un testimonio de la acción pictórica.
Alejándose de las tonalidades flúor, Hortal ha adaptado sus coloridas composiciones a tonos primarios y naturales. Se desprende del ímpetu y la vitalidad de las formas con las que había trabajado hasta ahora, que enmascaraban los trazos y las huellas de pinceles y brochas. Lo sustituye por un trabajo por capas, con colores planos y niveles cuidadosamente separados; aquello que constituye la pintura, lo esencial, “no es lo que se añade, sino lo que se sustrae”.
La obra de Yago Hortal se reinventa, acorde con su continua inquietud de experimentar y crecer. Ajeno a tendencias, sigue el ritmo de su propio compás y dibuja un camino singular en búsqueda de un diálogo con la pintura.
El mejor ejemplo de racionalismo en Catalunya y una de las obras maestras de Antonio Bonet Castellana. Esto es la Casa Gomis para aficionados y profesionales de la arquitectura aquí y allende de los mares. Y una experiencia sensorial a la par que un motivo de inspiración para Bea Sarrias y Morrosko Vila-San-Juan. Los dos artistas afirman estar fascinados por la singular construcción; tan rendidos a ella, que la primera suma ya casi 40 de óleos sobre la casa y el segundo, dos cortometrajes. Parte de esta producción la estrena ahora la galería Senda (del 15 de septiembre al 9 de octubre) en un espacio que también es novedad, el Lab36 (Trafalgar, 36), la sala que la galería quiere dedicar única y exclusivamente a la creación que nace en Barcelona y el entorno metropolitano.
Bonet Castellana no fue la primera opción de Gomis; ni la actual casa, el primer diseño presentado por el arquitecto. Gomis, persona cultivada y vinculada a los movimientos de vanguardia, quiso contactar con el arquitecto Josep Lluís Sert. Lo hizo a través del promotor cultural Joan Prats, que, como Gomis, era miembro del Club 49, asociación privada que tenía como objetivo promocionar las actividades artísticas en los grises tiempos de la dictadura. A saber que una vez levantada, la Casa Gomis funcionó como una suerte de nodo cultural, lo mismo se hacían conciertos -Gomis era un melómano de pro- que representaciones teatrales. Así, por los suelos de piedra caliza, gres y gresite de la joya del racionalismo catalán han dejado su huella Mestres Quadreny, Joan Brossa, Antoni Tàpies, Joan Miró y John Cage, entre otros. Y en su piscina se han bañado los miembros de la compañía de Merce Cunningham tras su primera actuación en España, por poner un ejemplo.
Pero en 1949 Sert estaba en el exilio sin ganas de trabajar en España de manera que declinó la oferta. Fue entonces cuando Prats sugirió el nombre de Bonet Castellana, un joven que había trabajado con el mismísimo Le Corbusier y había sido el benjamín del Gatcpac. Bonet Castellana también estaba en el exilio, en Argentina, pero aceptó. La primera propuesta, recuerdan los hijos de Gomis, “era mucho más pomposa, con dos plantas, rampas y el techo al revés” y fue rechazada por la matriarca. La segunda prosperó y el resultado es una acogedora y luminosa construcción en medio de un pinar, perfectamente integrada con su entorno, donde interior y exterior se confunden, y donde todo está cuidadosamente escogido, pensado y diseñado.
Una obra integral
Una obra integral nacida de la “complicidad estrechísima entre arquitecto y comitente”, puntualiza Marita Gomis, una de las descendientes del matrimonio impulsor. Integral porque Bonet Castellana no solo diseñó la casa con sus cierres acristalados -espectacular el pasillo que une el amplísimo salón con el llamado pabellón independiente -, sus celosías de cerámica y sus inconfundibles techos abovedados, sino que también se encargó de pensar en el mobiliario, las alfombras y las cortinas. Todo, colores y texturas, está perfecta y detalladamente pensado y listado. Y documentado. La familia Gomis Bertrand guarda la inmensa correspondencia que generó la construcción, pues se levantó con Bonet Castellana en la distancia. Cartas y fotografías. De Joaquim Gomis, hermano de Ricardo, son las imágenes que se mandaban al arquitecto para seguir la evolución de la casa. Y de Moisés Villèlia, las esculturas que pueblan el jardín. Algunas desaparecidas a golpe de mar, cada vez más cercano.
Los hijos Gomis recuerdan cuando la finca daba a un arenal de 100 metros de anchura que ya no existe. También, de cuando circulaban con bicicletas por las pistas del aeródromo del Prat. El desvío del delta del Llobregat y las sucesivas ampliaciones del puerto han acabado con la playa; y el aeropuerto, con la vida en la casa. La cabecera de la tercera pista está a apenas 400 metros de la edificación, de manera que el ruido de los aviones calentando motores para despegar es ensordecedor. De haber prosperado los planes de Aena, la pista aún se hubiera acercado más. Aunque el estruendo actual ya les ha obligado a no pernoctar en La Ricarda, pero no a abandonarla: siguen celebrando reuniones familiares y cuidándola. “Sin ayudas”, puntualizan. Pero es patrimonio -tiene la máxima protección de la Generalitat- y no piensan dejar que se pierda. La financiación sale de las visitas guiadas y del alquiler del espacio para publicidad.
Por todo esto, “por la singularidad del espacio y por la heroicidad de sus propietarios, queríamos hacer un homenaje a la casa y darla a conocer”, apuntan Sarrias y Vila-San-Juan. Su salto precipitado a la fama ha sido cosa de la providencia.
El espacio de experimentación creativa Lab 36 de la Galeria Senda, en Barcelona, propone una exposición pictórica y audiovisual como «experiencia inmersiva y una visita guiada» por la casa de La Ricarda, ubicada en el Prat de Llobregat (Barcelona), y por los alrededores del espacio natural.
‘Bienvenidos a La Ricarda’ es una iniciativa de la artista audiovisual Bea Sarrias y del realizador y periodista Morrosko Vila-San-Juan que se podrá ver desde el 15 de setiembre y hasta el 9 de octubre, ha informado el LAB 36 en un comunicado.
En la muestra, pintura y audiovisual se unen y complementan para ofrecer una retrato completo de un lugar «especial y único, que además de ser una joya arquitectónica apreciada en todo el mundo es también la historia de una familia, de una forma de entender la vida y la cultura».
El dúo artístico propone esta exposición el mismo año que La Ricarda ha sido designada como Bien Nacional de Interés Cultural y que, al mismo tiempo, «ve su futuro seriamente comprometido» por la posible ampliación del Aeropuerto de Barcelona-El Prat.
Ante este escenario, a ambos artistas les «parecía el momento ideal para reivindicar, rendir homenaje y celebrar la existencia de La Ricarda» con cuadros de colores vivos y alegres y audiovisuales que muestran la riqueza de ese entorno natural
Jordi Bernadó, en colaboración con galeria SENDA, presenta nueva exposición en Espai Casinet.
El fotógrafo catalán Jordi Bernadó consigue siempre una visión sorprendente de la realidad, ya sea porque capta momentos y escenas que revelan las contradicciones de toda una sociedad o bien porque demuestra una mirada poética capaz de encontrar una gran capacidad de evocación emocional, transformando rincones de todo el mundo en escenas propias de un sueño. Con su trabajo, es presente en galerías, espacios expositivos, instituciones y ferias de muchos países diferentes.
De 17 de septiembre a 17 de octubre
Para saber mas: http://www.elmasnou.cat/media/repository/cultura/cicle_arts_visuals/2021/Arts_Visuals_Programacio_2021_2.pdf