Opening:05 Abr, 2018
Professional visitors:05 Abr, 2018
Opening to public:05 Abr, 2018
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El título de la presente exposición Let Us Now Praise Famous Men se refiere al libro homónimo del escritor James Agee ilustrado con fotografías de Walker Evans. Publicado en 1941, documentaba la vida rural en los Estados Unidos durante la época de la Gran Depresión de los años 30. Francis Ruyter utiliza el apropiacionismo como herramienta; todas las pinturas tienen como referencia fotografías del ingente patrimonio que atesora la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. Se trata de uno de los mayores archivos del mundo creado a partir de los fondos de la Farm Secure Administration y la Office of War Information: imágenes en blanco y negro que retratan la vida de los norteamericanos entre 1935 y 1944. Estas imágenes, producidas a través de agencias gubernamentales, trascienden la propaganda y se han convertido en referencia de la identidad estadounidense. Se trata de un archivo revisitado por múltiples autores con un carácter generativo a medida que se digitaliza y disemina.
Los objetos de archivo de la era post industrial ya han sido sometidos a sistemas de orden y reclasificación y últimamente son difundidos en un esquema global entrópico a través de internet. La creciente presencia de bancos de datos, archivos de imágenes e interfaces visuales nos permite rastrear el interés de Ruyter en los archivos fotográficos. Estos se asemejan a ruinas tecnológicas y abordan los cambios del conocimiento científico y social que proporciona a las pinturas de Ruyter una profundidad contextual de referentes conectados mediante nodos interrelacionados.
El proceso artístico de Francis Ruyter fusiona las nuevas tecnologías con técnicas tradicionales de dibujo y pintura. Ruyter usa pintura monocroma y marcador permanente para recrear las imágenes de estas fotografías. Estos trabajos se despliegan visualmente como pinturas abstractas a pesar su origen figurativo. Nos enfrentamos a obras sintéticas con un marcado reduccionismo tonal, pintadas con colores no naturalistas y compuestas de planos de colores enérgicos. Este cromatismo saturado entra violentamente en conflicto con nuestra percepción del acto fotográfico como documento gráfico que aporta verosimilitud a la imagen. Los contornos trazados dividen la superficie en planos carentes de sombras en una representación en que se elimina la ilusión de profundidad. Esta negación del volumen reduce a la mínima expresión el origen fotográfico de la imagen como lenguaje de la luz y enfatiza el carácter marcadamente bidimensional de la obra.