Opening to public:15 Sep, 2021
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En su primera exposición en la Galería Senda, el artista mexicano Miguel Ángel Madrigal especula desde la escultura acerca de la frágil y delgada frontera que separa a la naturaleza de la cultura, el orden de la Tierra del reino del humano, lo eterno y lo finito. Frontera que puede ser transgredida abruptamente en un solo momento: un accidente vial, una enfermedad, una catástrofe meteorológica, un fallecimiento repentino.
Madrigal construye elementos que se encuentran en perpetuo equilibrio y tensión y los cuales pueden fracturarse en cualquier momento. Estas situaciones límite sugieren relaciones simbióticas –materiales y simbólicas–, donde el espacio físico y psicológico se despliega entre dos objetos que retan a la gravedad y detienen el tiempo.
En “La distancia que separa”, Madrigal objetualiza el absurdo y lo transforma a partir de una serie de recursos formales y plásticos que aluden a un tratamiento cuidadoso y estudiado de la disciplina escultórica. A partir de la representación de perros que se encuentran en situaciones absurdas como: un perro trepado en una escalera u otro perro retando el equilibrio al estar sostenido por cuatro bolas de billar que se extienden sobre el suelo, el artista cuestiona los actos de la cotidianeidad a partir de lo absurdo, en el cual dibuja una tenue línea entre lo vivido y lo no vivido, lo ya experimentado y las expectativas que se recuperan en fragmentos de tiempo contenidas en experiencias y expectativas donde lo improbable se vuelve real.