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<<Suspensión I>> revisita el imaginario de una tierra exuberante y paradisíaca «País de la Cucaña», transgrediendo el popular juego de épocas coloniales, conocido en la región sudamericana como «cucaña» o «palo encebado». Un alto tronco de árbol de balsa, endémico de las selvas subtropicales del Ecuador, ha sido talado y de él suspenden, en medio de un bosque amazónico, recipientes que contienen combustibles fósiles locales. La imagen del liviano pero fuerte tronco (el más ligero de su tipo) es el vehículo lúdico que soporta y cuelga los «trofeos» del progreso moderno.
El paradigma energético alimentó los sueños emancipatorios de las sociedades modernas; el trabajo artístico de Adrián Balseca contrapone al ímpetu de acumulación e individualismo del capitalismo tardío, otras formas de ser y estar en el mundo que incluyen la solidaridad, el colectivismo, la materialidad y el cuestionamiento de la riqueza como forma de poder basado en la extracción de energías fósiles.